¿Qué es una firma? La podemos entender como la marca o sello
de nuestra personalidad; con ella nos identificamos y nos damos a conocer en
diferentes situaciones: Cuando firmamos un contrato de alquiler, de trabajo,
hacemos la declaración de hacienda, compramos un piso, abrimos una cuenta en el
Banco…. Ninguna de las situaciones mencionadas sería válida si no fuera
acompañado de nuestra firma.
Además no está sometida a ninguna
regla, podemos firmar a nuestra imagen y semejanza, es decir como más nos
guste. Todo es válido y se acepta.
¿Qué se puede ver en la firma?
Podemos encontrar valiosos datos, que definen a quién firma,
partiendo de la simbología del nombre y los apellidos, situación en que se
ubica en cuanto a izquierda-derecha y proximidad con respecto al texto,
dirección, tamaño (En altura y anchura) de las mayúsculas, grado de
legibilidad….Con toda la información extraída de las características que
definen la forma de poner el nombre y los apellidos podemos hacer un estudio de
personalidad importante. Pero además con los rasgos que se trazan en la
rúbrica: si son angulosos, curvos, grandes, pequeños, sencillos, complicados…
podemos ampliar aún más nuestro estudio. Pero el máximo de información lo vamos
a obtener si contamos con unas líneas de escritura firmadas.
Digo el máximo de información
porque en el texto de un escrito nos mostramos tal y como nos gusta que nos
vean, se trata del “yo social”, que por supuesto no es del todo natural porque
siempre intentamos dar una imagen mejor de nosotros mismos ante los demás. Y en
la firma mostramos nuestro propio yo; sería el “yo auto-observado”. Cuanto
mayor igualdad hay entre firma y texto mayor naturalidad habrá en la forma de
mostrarnos ante los demás, la persona será más sincera y natural; aparentará
menos, por ello la conoceremos tal y como es en realidad.
¿Se pueden cometer errores al interpretar la firma? La
experiencia me dice que la Grafología no suele fallar, aunque me he encontrado con
algunos casos a lo largo de mi carrera profesional que me hicieron dudar en su
día, aunque al final, al ver que la persona no reconocía en ella las
características de personalidad que mostraba su firma, haciéndoles ciertas
preguntas clave, llegamos a la conclusión de que las interpretaciones eran
correctas.
El primer caso
con el que me encontré fue la firma de María, que he reproducido tal y como la
recuerdo.
Tal y como nos
dice la grafología, el nombre simboliza el entorno familiar y el apellido el
padre y el entorno social-profesional cuando se llega a la vida adulta.
Al ver esta
firma le dije que se sentía muy a gusto con la familia, con la madre y que
tenía un entorno familiar muy positivo. El ambiente social, por el contrario le
resultaba más desagradable y se sentía francamente mal, también le dije que las
relaciones con el padre tampoco debían ser nada positivas.
Me miró con
cara extrañada y me dijo: “No has dado ni una” y me contó su situación
explicándome que su vida familiar era un desastre, que cuando cumplió los 15
años sus padres se separaron, su padre se fue a vivir a Francia y su madre les
dijo que no podía hacerse cargo de ellas que se iba a vivir con su nueva pareja
y vendían el piso para pagar las deudas que tenían, que quería iniciar una
nueva vida libre de cargas. Tenía una hermana de 18 años que medio vivía con su
novio y se tuvieron que ir a vivir a la casa del novio. Había tenido que dejar
de estudiar porque tuvo que trabajar en todo lo que le salía, igual que su
hermana. Que odiaba a sus padres porque le habían destrozado la vida y que por
supuesto no tenía vida familiar, ni positiva ni negativa.
Le hice una
serie de preguntas sobre cómo se le había ocurrido firmar así, por qué ponía
así su nombre y me dijo, Ah! Por eso… “es que un amigo me ha diseñado la firma,
él me diseñó la primera parte y esta parte de la derecha la he añadido yo”.
Me resultó
curioso, entre otras cosas, porque desconocía que alguien se dedicase a diseñar
firmas a los amigos. La chica añadió… Ah! Entonces será mi amigo el que está a
gusto con su familia, la verdad es que tiene una familia muy acogedora, y hay
una gran armonía en su casa.
Un tiempo
después me encontré con otra firma con la que me pasó algo parecido.

Me
dijo que no tenía ningún problema con su padre, que le quería un montón y que
además estaba totalmente feliz con su trabajo en el Liceo. De pronto caí en la
cuenta de que en Francia al casarse adoptaban el apellido del marido y le
comenté si tenía problemas con su marido y me dijo que de ninguna manera, que
se llevaban muy bien y eran muy felices.
Eso
me dejó bastante descolocada porque no le encontraba la explicación a esa línea
vertical totalmente tachada, y además con tanta saña. Entonces le pregunté… y
entonces por que haces este garabato de la derecha y me dijo, con mucha lógica:
“Es que esto es el apellido de mi suegro, que tengo que poner por obligación, y mi suegro es la persona más odiosa que he
conocido en mi vida”, me hizo gracia porque añadió “Imagínate que tú tuvieras
que poner el apellido de tu suegro en lugar del de tu padre, que te obligaran
por ley a quitar el Belda”.
Desde
luego la explicación era de lo más lógica y el reflejo en su firma era el
mismo, solo que en la simbología que manejamos no aparece en ningún caso el
“suegro”.
He
puesto estos dos ejemplos para que os deis cuenta de que podemos cometer
errores, pero que la Grafología no se equivoca. Cuando interpretamos una firma
aludimos a la simbología colectiva, pero muchas veces pueden traicionarnos
símbolos poco convencionales o que otras personas puedan “diseñar” firmas
(Aunque nos consta que a muchos políticos y artistas buscan asesores
grafológicos para mejorarlas y así dar una imagen más positiva de sí mismos).