(Imagen extraída de http://www.bit4id.com/es/index.php?option=com_content&view=article&id=203&Itemid=226) |
La firma es
la más clara identificación de nuestra individualidad. Nadie nos dice cómo debe
realizarse, qué pautas se deben seguir en su elaboración. Ni tan siquiera hay
reglas que nos digan si debe ser legible o no, si la rúbrica debe llevar más o
menos adornos, si tiene que ser más grande o más pequeña, como tienen que ser
las mayúsculas; si muy adornadas o escuetas, si más grandes o más pequeñas,
etc. Representa, por ello, nuestra
autovaloración más sincera
e inconsciente. En ella ponemos toda nuestra
creatividad sin límites ni restricciones.
Analizando una firma a través de la Grafología, se puede
llegar a saber cómo se siente la persona con ella misma desde su autovaloración
positiva hasta el sentimiento de inferioridad. El estado de ánimo; la alegría o
tristeza en que se encuentra inmersa en el momento de firmar.
Otra característica que se aprecia a simple vista, es el
grado de ambición: desde la utopía o los deseos inalcanzables hasta los más
reales y concretos. La ambición no siempre se puede entender como positiva, ya
que a veces la persona está dispuesta a hacer cualquier cosa por conseguir sus
objetivos sin importarle perjudicar a cualquiera que se ponga en su camino.
Pero no se debe olvidar que la ambición noble es necesaria para conseguir metas
en la vida, para superarnos día a día.
La creatividad es
algo que se ve reflejado con facilidad, se dejan señales de originalidad e
imaginación, estilo personal y estética. Nadie puede ocultar estas
características en su forma de vestir, en sus dibujos ni en sus manifestaciones
personales de las que la firma es el más claro exponente.
El modo en que nos expresamos, la facilidad de palabra, la cordialidad que
mostramos ante los otros o por el contrario la agresividad, la timidez, la
ocultación o el afecto se plasman en el papel con la misma claridad.
Cada gesto de nuestra firma es reflejo de estas
características y de otras muchas. Es importante la legibilidad, el tamaño de
la mayúscula inicial de nuestro nombre, el espacio que ocupa en la hoja, la situación con respecto al texto, las
diferencias que se aprecian entre carta-firma, el tamaño de la rúbrica, el
exceso-defecto de adorno, los ángulos o curvas que puedan formarse , la mayor
ocupación de un espacio sobre otro, los añadidos, los cruces de trazos, las
desproporciones, etc. Todo tiene su interpretación, nadie hace un rasgo en su
firma por casualidad y cada señal nos sirve como orientación para
descubrir la personalidad.
En muchas ocasiones utilizamos la firma como un criterio
válido en la toma de decisiones de cara a una preselección de candidatos, si
bien no es el único, ya que importa el curriculum, los tests de personalidad,
dotes de mando (Según el puesto)... y por supuesto otras pruebas grafológicas
que nos aportan más información sobre la capacidad del candidato y sus
aptitudes profesionales.
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