Con
la aparición de la imprenta en primer lugar y posteriormente la máquina de
escribir y los ordenadores, la escritura manual parece haber sido relegada a un
segundo plano. En los tiempos que corren, no sentimos la necesidad de manejar
un bolígrafo o lapicero tan a menudo como antes, ya que con simplemente pulsar
teclas podemos transcribir todo aquello que queramos plasmar o, como ocurre en
sistemas más modernos, sólo lo decimos en voz alta y aparece directamente escrito
en la pantalla de un ordenador.
La
escritura, tan importante en otros tiempos, ha perdido parte de la relevancia
que tenía antes, sin embargo, se sigue enseñando en las escuelas, y ocupa un
lugar primordial en la educación.
Es
esencial, por tanto, que los niños aprendan a escribir correctamente. El
sistema educativo se centra básicamente en la ortografía y en la correcta
utilización del lenguaje, dejando cada vez más de lado la forma de las letras
en sí. Sin embargo este es un tema que no debemos dejar escapar, dada la relevancia que el hecho de escribir
correctamente puede tener en el desarrollo posterior del niño.
Mucha
gente confunde tener una letra bonita y llamativa con que esta sea positiva,
sin embargo, y dado que es necesaria la legibilidad y que además la claridad es
un factor esencial, debemos entender como positiva aquella letra que se pueda
leer en su totalidad, que no tenga retrocesos innecesarios, tachones, borrones,
etc;
Hay
muchos otros aspectos que será necesario tener en cuenta para que el
aprendizaje de la escritura se lleve a cabo de una manera adecuada, entre ellos
destacamos:
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En
primer lugar, es muy importante enseñar a los niños a coger correctamente el
útil (sean diestros o zurdos, la postura que deben adoptar es muy similar);
esto repercutirá en la buena formación
de la letra, y a sentarse adecuadamente a la hora de escribir, lo que evitará
problemas de columna, de muñeca, de hombro…
Al
ver escribir a los niños, nos damos cuenta de cómo los maestros suelen pasar
por alto todos estos detalles. A veces se crean hábitos posturales muy
difíciles (o casi imposibles) de corregir cuando nos llegan los niños a hacer
una reeducación de la escritura.
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Otro
problema que también se suele apreciar en el modo de escribir de los escolares,
es la mala utilización del espacio gráfico (márgenes, separación de líneas,
separación entre palabras / letras), lo cual es normal en niños muy pequeños,
pero no debería serlo tanto en adolescentes. El hecho de que el conjunto de la
escritura aparezca desordenado y confuso, da una imagen caótica, lo cual suele
hacer que los profesores perciban falta de interés y desorganización general,
cuando simplemente es un mal hábito que también puede corregirse (con esfuerzo
por parte del alumno y un programa de reeducación adecuado).
→
En
tercer lugar, puede advertirse una falta de diferenciación en las zonas de la
letra. En ocasiones no se acierta a distinguir una “l” de una “e” o una “n” de
una “p”, por ejemplo. Esto viene
motivado porque el tamaño de las diferentes letras es muy desigual, lo cual
unido al desorden mencionado en el punto anterior, puede dar lugar a una caligrafía
difícilmente comprensible.
La
grafología nos ayuda a interpretar el significado psicológico de los rasgos que
componen la escritura. Pero esto es aplicable una vez se ha formado la
escritura en sí, cuando la persona ya es capaz de imprimir su “huella personal”
en las letras que traza. Si ya desde pequeños se adquieren malos hábitos, la
letra en lugar de evolucionar, se va volviendo cada vez más confusa, lo cual es
negativo, ya no sólo por su significado psicológico sino por su poca
funcionalidad en la vida diaria.
Desde
esta disciplina, los rasgos anteriormente enunciados (desorden del espacio
gráfico, indiferenciación de letras etc.), nos estarán hablando de unas
características concretas de conducta, como confusión de las ideas,
egocentrismo, tendencia a la mentira, problemas con la distribución del tiempo
y del espacio, falta de límites en las relaciones con otras personas etcétera.
La
experiencia nos ha demostrado que mejorando la letra se pueden llegar a
conseguir mejores resultados académicos e importantes cambios en el modo de
actuar, si bien es cierto que los beneficios de la técnica de reeducación de la
escritura se consiguen con esfuerzo por parte del niño y de los padres, ya que
su éxito se basa en la realización de ejercicios diarios.
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