viernes, 11 de septiembre de 2015

LA PERICIA CALIGRÁFICA EN OBRAS DE ARTE

Hasta el Siglo XIX lo más importante en los cuadros no era la firma, se valoraba más la escuela a la que pertenecía el pintor o la temática representada, por ello el Perito Calígrafo no tiene ninguna competencia. Hay que tener en cuenta que cada pintor preparaba sus propios lienzos y sus pigmentos, algo que aprendían de sus maestros.

Hoy en día, con análisis químicos se podría llegar a saber si un cuadro pertenece a la época que se dice o si está hecho por un pintor o escuela concreta porque cada una de ellas utilizaba sus propios métodos y mezclas en la preparación de lienzos y colores.

El principal problema de verificación comienza en el S. XX en que se empiezan a comercializar óleos y pinturas de distintos tipos y lienzos preparados para cualquier persona que los quiera adquirir. A partir de ese momento ya no se valora tanto la escuela o la temática de los cuadros sino la firma del pintor que los realiza.

Está claro que falsificaciones las ha habido siempre, pero en el momento actual, además de realizar cualquier prueba de verificación por expertos (Hay personas que se especializan en pintores concretos y conocen perfectamente su forma de manejar el pincel o trazar líneas sobre un tipo concreto de soporte) con análisis del tipo de papel habitual en un pintor, la época de fabricación, tipo de pintura y combinación química del momento en que deberían estar pintados, etc. se impone la autentificación de la firma, ya que es el verdadero sello del autor.  

Es pues, a partir de artistas del siglo XX, cuando se necesita estar seguros de si un cuadro ha sido pintado por el artista cuya firma aparece estampada en el cuadro. Desde hace tiempo ya se solicita el trabajo de un Perito Calígrafo para tener un certificado de autenticidad.

Está claro que también se hacen pruebas del estilo del pintor, de sus temáticas principales… En una palabra, los expertos en arte analizan toda la obra y forma de hacer de cada artista para comprobar si el cuadro que se presenta puede encajar en la época, estilo del momento, etc.

Los Peritos Calígrafos nos ocupamos de la firma únicamente ya que para reconocer y validar la pintura están aquellos verdaderamente entendidos en cada pintor.

Recuerdo un caso en que tuve que verificar la firma de dos dibujos de Picasso (Uno de ellos es el que se puede ver en la ilustración). 

La persona que me los trajo estaba segura de que eran de él, de hecho los había llevado al Museo Picasso para que se los autentificaran y me comentó que “esos no tenían ni idea”. Pude ver los originales porque, aunque los tenía custodiados en una caja fuerte, me los trajo a mi despacho.

Lo primero que hay que hacer en estos casos es obtener fotografías de las firmas del cuadro de cuya autoría se duda y después fotografías de todas las firmas reales del autor, todas aquellas a las que podamos tener acceso. Es prácticamente imposible poder trabajar con originales debido a que los cuadros auténticos están en museos y suelen ser inaccesibles, todo lo más se pueden obtener fotografías, y no siempre. Por ello se recurre a catálogos en los que la firma suele ser visible y fotografías facilitadas por los propios museos o personas que solicitan nuestro trabajo.

En el caso de Picasso conté con varios catálogos que me facilitó mi cliente y firmas obtenidas por distintos medios. Obtuve un amplio muestrario de firmas de distintas épocas y estampadas en distintos soportes (Dibujos, oleos, escritos…) 

Una vez analizado el estilo de la firma auténtica, direcciones, formas de unión, distancias, etc. y comparados todos estos términos con las firmas de que se dudaba llegué a la conclusión de que las firmas de los dibujos no pertenecían a Picasso. Eran imitaciones, algo muy habitual en autores de tanto renombre.
El cliente no aceptó con agrado mi veredicto y al igual que dijo “En el Museo Picasso no tienen ni idea” me dijo que yo no sabía trabajar, que estaba seguro que eran de él, y que terminaría encontrando alguien que se los autentificara.

Está claro que cuando le dices a alguien algo que no quiere oír, y en este caso la cuestión suele ser de mucho dinero, se encuentran reacciones de todo tipo. 

En estos momentos estoy trabajando con varios cuadros falsificados que suponen un verdadero fraude. Conjuntamente con expertos en analizar papeles y estilo del pintor se está llegando a descubrir la verdad.

Esta variedad de Pericia Caligráfica resulta apasionante, sobre todo para aquellos a los que nos gusta el arte y disfrutamos viendo una pintura, pero sobre todo tenemos como objetivo llegar a la verdad sin dejarnos intimidar ni coaccionar en ningún sentido. 

Entiendo que las obras de cada pintor deben permanecer intactas, sin que nadie las manipule o intente lucrarse de forma fraudulenta utilizando su nombre.

Carmen Belda García-Fresca

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