miércoles, 24 de junio de 2015

PERICIA CALIGRÁFICA vs. GRAFOLOGÍA



Al hilo de lo que hemos ido comentado en el blog hasta ahora, cabe destacar la aplicación del estudio de la escritura al ámbito judicial.

En este caso, no se tratará de interpretar la personalidad o rasgos característicos de una persona, sino de corroborar o desmentir la autoría de una firma o texto concreto por parte de alguien cotejando muestras gráficas. Por tanto no podremos hablar de Grafología en sí, sino de Pericia Caligráfica.

Si, como habíamos explicado anteriormente, la escritura es un acto automatizado e inconsciente imposible de falsear, se deduce que, cuando una persona haya imitado la escritura o firma de otra, se podrá averiguar este hecho tras el estudio detallado del documento presuntamente falsificado (dubitado) y de otros textos o firmas de los que la persona sí reconoce ser autor (indubitados).

La Pericia caligráfica es, por tanto, una prueba judicial que pueden realizar los Peritos Calígrafos que estén suficientemente preparados para ello (No simplemente grafólogos, sino que se requiere una formación complementaria) ante la demanda de juzgados y abogados de partes.

Generalmente se solicita la intervención del Perito Calígrafo para casos en los que presuntamente se ha falsificado una firma en contratos de compra-venta, transacciones bancarias en general, etc. También puede solicitarse en casos en que se busque al autor de un anónimo o en aquellos en los que se desee verificar la autenticidad de un testamento manuscrito (ológrafo).

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